No te olvides de la frase que titula este audio: “Te recuerdo que no me has comprado”, no la olvides nunca porque es posible que un día en esta vida, si no la has dicho ya, te veas obligado a decirla y es muy importante que la recuerdes porque muchas veces, nuestro sentido de la responsabilidad, o del agradecimiento, nos ata a esclavitudes que no hemos elegido.

Pero mejor te ilustro con un ejemplo: es el caso de una pareja donde sólo uno de los cónyuges lleva el peso económico y se pasa todo el tiempo recordándoselo al otro cónyuge para que se sienta culpable o bien para que sienta la obligación de convertirse en su servidor. El que pone dinero no sólo exige a la otra parte que se enfoque en las tareas de la casa, y que le sirva hasta circunstancias verdaderamente humillantes sino que además se considera con el derecho de decidir sus derroteros profesionales, la forma en que debería buscar una fuente económica e incluso en algunas ocasiones, se convierte en un verdadero obstáculo para el progreso de la persona que no aporta. Se suele utilizar con verdadera intención humillante el verbo “mantener”  para referirse a la situación de su pareja con toda la negatividad de ese verbo reprochador. No lo dudes, eso es un acto de violencia. No porque alguien ponga el dinero para la economía familiar tiene derecho sobre cómo debes buscarte un futuro ni en lo que debes dedicar tu tiempo porque, recuérdalo no te han comprado, ni tienes por qué sentirte culpable. En otras circunstancias de la vida, todo puede cambiar y ser tú quien lleve la batuta económica.

Una vez escuché a un hombre adinerado decir que nunca prestaba el dinero y que cuando alguien se lo pedía, si era valioso para él, se lo regalaba porque consideraba más importante la amistad que el dinero y no quería perder a alguien valioso por un préstamo.  Cuando damos dinero a alguien siempre esperamos una contraprestación y eso es lógico pero el que recibe el dinero debe poder elegir a cambio de qué lo recibe.  Muchas personas ofrecen ayuda esperando que quien recibe esa ayuda les corresponda cumpliendo sus deseos y eso no es una ayuda… es una soga disfrazada de ayuda.

Si eres la persona ayudada ten en cuenta que si alguien te da dinero con condiciones,  en realidad está haciendo un intercambio y eso se llama negocio y, puesto que ya estamos hablando de negocios, tan libre eres tú de aceptar o no las condiciones opuestas como el otro de darte o no la ayuda.

No te estoy diciendo que no seas agradecido cuando alguien te ofrezca una ayuda sino que no seas esclavo. Siéntete fuerte para decir que estás dispuesto a recibir la ayuda siempre y cuando  tus objetivos vitales queden intactos.

Imagínate una vida sin esa ayuda… seguro que se te ocurren muchas cosas que puedes hacer para solventar esa falta de ayuda porque con un poco de imaginación, siempre se sale adelante. Eres libre de no acatar condiciones y, por supuesto, eres libre de no sentirte culpable porque ese préstamo o ayuda a lo mejor ni siquiera lo has pedido, te lo dan oportunamente… para todos, para el que da y para el que recibe.

Cuando alguien te “mantenga” vive como si no fuera así, sigue buscando tu destino, aprende sobre finanzas para que nadie te pueda decir que te tienen que salvar y sobre todo, no cedas ni un segundo de tu libertad por dinero porque no existe suficiente cantidad de dinero en el mundo que pueda pagar tu libertad.

 

 

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